jueves, febrero 01, 2007

01 DE FEBRERO DE 2007 - EMPIEZA NUESTRA NUEVA VIDA


El día con peor tiempo de todos los que hemos estado en Krivoy Rog. Cuando nos levantamos estaba todo cubierto de nieve. Estuvo nevando un buen rato y luego, ya, empezó a llover, así sin parar hasta que, por la tarde, de nuevo, comenzó a nevar. En eso coincide con el día de Oksana, aunque ese día sí que hacía malo.

Teníamos que estar preparados, con todo el equipaje cerrado y todo organizado a las nueve menos cuarto de la mañana. A las nueve y media, nos llamó Victoria y nos dijo que le estaban poniendo pegas en uno de los sitios, y se estaba retrasando. Hacia las diez nos llamó para decirnos que Sergei venía a por nosotros. El día anterior ya nos habíamos despedido definitivamente de Miroslav.

En principio, yo iba a ir a un par de sitios y luego me podía volver al hotel con Oksana, para no andar de un lado a otro con ella, así que nos la llevamos con nosotros. Al final, estuvimos los tres de un lado a otro, hasta la una que fuimos al hotel a recoger todo el equipaje y dar de comer a Oksana.

Lo primero que fuimos es ir a la Notaría, a la que fuimos el primer día. Las Notarías en este país son muy, muy diferentes a las de España. Y ésta aún más, comparándola con la de Luhansk, que era muy elegante. Según llegas a la sala de espera, que es un poema, tienes que pedir la vez como en la charcutería. Pues bien estábamos Luis, Oksana y yo, con Victoria, y luego había unas cuantas personas más. De repente, entra una señora mayor a la Notaría propiamente dicha, entonces una chica joven que le acompañaba, al ir a entrar, una señora no le deja. Empiezan a discutir y la señora mayor, la que le impedía el paso, que era como un armario, le cierra la puerta. La joven no se achanta, y sigue intentándolo de todas las maneras. Las dos discuten y gritan, el resto de los que estábamos en la sala alucinados y callados como muertos, menos Oksana que iba retransmitiendo el combate. La joven sigue forcejeando para entrar y entonces otra señora con pinta de portera y no menos armario que la anterior, le pega un empellón que le tira al suelo a la joven. La joven se levanta, y empieza a preguntarnos a los de la sala no sé qué, pero yo me imaginaba que nos preguntaba a ver si podíamos hacer de testigos de lo que habíamos visto. Victoria le dijo algo. Después Victoria nos aclaró la historia, resulta que la nieta venía a defender a la abuela, para que no firmara un tema, y la señora-armario con pinta de señora de la limpieza, era la señora Notaria. De verdad, para verla. La joven, en efecto, nos preguntaba a ver si podíamos hacer de testigos porque iba a llamar a la policía. Victoria le dijo que éramos extranjeros y que nos teníamos que ir en quince minutos.

De allí, nos fuimos a más sitios, en los cuales Oksana y yo, ni nos bajábamos porque no hacía falta. Hasta, como decía arriba, nos dejó Victoria en el hotel, mientras ella se iba a recoger algún otro documento. Le dimos de comer a Oksana, y sobre las dos menos cuarto nos despedimos de la gente del hotel y nos fuimos.

Fuimos a recoger unos cuantos papeles más, hasta que, por fin, sobre las cuatro y cuarto, llegamos al orfanato para recoger a David. Entramos en el despacho de la de la KGB, que resulta que es colega mía de profesión, ya que es la secretaria de la Directora, nos hizo firmar unos documentos, y nos dijo que esperásemos que iba a ella a por el niño. Victoria nos dijo que esperásemos, pero Luis subió con la de la KGB, que cogió los bombones para las cuidadoras, y le dijo que esperara fuera, pero Luis no esperó, y cuando vio que salía con David, le cogió él en brazos.

Dice Luis que la cuidadora que estaba, cuando se fue David, no fue nada cariñosa ni emotiva, todo un encanto. Bajó Luis con él y cuando le metimos en el despacho de la de la KGB, el pobre empezó a llorar, no sabemos si se olía algo (cosa muy improbable), o al estar en una sala desconocida ó con malos recuerdos y empezar a cambiarle de ropa; también influía que el pobre estaba con un constipado tremendo, y luego descubrimos que le está saliendo una muela (así que el pobre estaba completo). Le cogió la de la KGB y le empezó a cambiar, aunque yo le ayudaba. Una vez cambiado, la de la KGB se despidió de él, sin darle, ni siquiera, un beso. Salió la Directora, nos deseó mucha suerte, y le dio un beso a David, aunque creo que fue porque yo se lo acerqué para que lo hiciera.

El pobre lloraba a todo llorar, y a mí se me rompía el corazón. No quería, ni a tiros, conmigo. Fuimos a la sala donde estaban Toñi y Jose con Diego, y Jose con Olena a despedirnos, entonces bajó otra de las cuidadoras para despedirse del chiquitín. Esta sí que le besó, le cogió en brazos y él se calmó con ella, al pasármelo de nuevo, él empezó a gritar como un cerdo, con la correspondiente angustia por mi parte, pero ella se marchó. Terminamos de despedirnos de nuestros amigos españoles con David ya calmado, y salimos ya del orfanato. Al igual que cuando salimos con Oksana, esta vez, también estaba nevando. Luis le llevaba a David y yo a Oksana. Serían las cinco cuando nos montamos en el coche. En la ventana, diciéndonos adiós estaban Toñi, Jose y Diego, y Jose y Olena. Guardaré esa imagen para siempre. Oksana dijo “hasta luego”, y le dije yo “No, cariño, hasta siempre, porque ya no sabemos cuándo volveremos”. La despedida, para mí, fue distinta a la de Oksana, no sé si porque era Luis el que llevaba en brazos a David, y yo estaba pendiente de Oksana, porque había sido todo diferente a la hora de despedirse de la gente… no lo sé, la verdad.

¡HASTA SIEMPRE KRIVOY ROG!

Emprendimos el viaje hacia Dniepropetrosvk, y sobre todo, emprendimos nuestra nueva vida los cuatro juntos.

David, en cuanto subió al coche, se le pasaron todos los lloros y berrinches, el ver luces, gente, el movimiento del coche… El tío iba encantado.

Hacía una noche de perros, nevaba y estaba empezando a helar. Sergei iba muy, muy despacio; a ratos era desesperante porque iba entre 40 y 60 km/h. Entiendo que sea prudente, pero creo que, sobre todo, según luego me dijo Luis, el problema era que el Mercedes este que tiene, es de cuando Franco era corneta, y los amortiguadores los tiene como una carraca. El viaje se nos hizo eterno. A Oksana le entraron ganas de hacer pis, pero no había ningún sitio donde parar, así que decidí ponerle uno de los pañales de David (como está tan gorda, no tuvo ningún problema con la talla), cosa que le encantó, os podéis imaginar, lo único que pensé es que a ver si le iba a gustar y empezábamos a ir para atrás como los cangrejos. Pero, por suerte, parece que no. Llegamos a las ocho y media de la noche; tres horas y media para recorrer 150 Km. Los niños se portaron muy, muy bien. Todos los miedos que tenía con David, no ocurrieron. Se portó como un verdadero campeón. Como si hubiera viajado toda la vida en coche. Iba sonriendo y, a diferencia de Oksana, no tenía cara de angustia.

Cuando llegamos a Dniepropetrosvk, empezamos a buscar hotel. El primero era carísimo. Fuimos a otro y también era carísimo, pero un poco más asequible. Eso sí, la habitación no hacía honor al precio, era bastante cutre.

Bajamos a cenar al restaurante, y comprobé que a David no le hacen gracia los “potitos”. Le di sus amados “danoninos” y se quedó tranquilo. Bueno, es un decir, porque no paraba quieto. Era graciosísimo verlo sólo con leotardos, porque tiene las piernas todas arqueadas y parece que le falta el caballo.

Subimos a la habitación y me dispuse, aunque era tarde, a darle su primer baño junto con Oksana. El primer baño de Oksana, fue horrible, porque no le gustó nada; en cambio a David, no sólo le gustó es que no quería salir. Yo también me bañe, pero vestida, porque de lo que chapoteaban los dos, acabó el baño que parecía una piscina.

A la hora de dormir, tampoco fue malo, dos veces le dije a dormir, y se quedó tranquilo. Cosa que me pareció una verdadera maravilla. Oksana se acostó un poco más tarde, encantada de dormir junto a su hermano, y Luis, cinco minutos después. Primero se durmió David, luego Luis, y por último Oksana. Yo, para no variar, me acosté hora y pico después. Alguien tenía que ordenar ropas y bolsas para el día siguiente. Ésta, nuestra primera noche juntos, la dormimos también los cuatro juntos. Eran dos camas de ochenta, que las juntamos. Yo dormí al lado de David y Luis al lado de Oksana, cada uno en una esquina y en el centro los enanos. Yo no dormí casi nada esa noche, porque encima tuve recital de ronquidos. En fin, qué se le va a hacer.

Hasta mañana,

Susana, Oksana, David y Luis

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