viernes, febrero 23, 2007

PERDÓN POR EL RETRASO



Perdón por el retraso. Tenía que haber escrito antes pero, la verdad, es que no he tenido demasiado tiempo, aunque la vuelta a casa, esta vez, ha sido más tranquilo que cuando volvimos con Oksana. (El último día, en el apartamento, en la despedida con Victoria, que no parece ella).

Voy a empezar por el día que volvimos. Como sabéis el siete de Febrero, a las cinco menos cuarto de la mañana, venía Sergei a buscarnos para ir al aeropuerto. Victoria no vino con nosotros, con la excusa de que no cabía en el coche con tantas maletas, aunque la razón primordial, seguramente, era el madrugón (cosa comprensible, por otra parte). (En la foto, tanto Sergei como Oksana no están nada favorecidos)

El aeropuerto, a diferencia de cuando vinimos con Oksana, estaba a rebosar, pero, por suerte, los mostradores de Alitalia no tenían casi cola, y el chico que nos atendió fue muy amable, al igual que toda la tripulación que nos tocó en el vuelo.

Oksana se quedó un ratito dormida en el aeropuerto, mientras esperábamos al embarque, y David estuvo recorriendo y supervisando toda la zona. En el control de pasaportes, el policía que nos tocó o era nuevo o era tonto, porque nos tuvo el gran rato esperando, llevándose los pasaportes de los niños, sobre todo el de David, a una camarada que andaba por allí. Embarcamos muy puntuales, y ya os digo que la tripulación fue encantadora; nos cambiaron de asientos para que estuviéramos más cómodos. Yo me quedé con David, y Luis con Oksana. Tardamos un poco en salir porque las alas del avión estaban congeladas y tuvimos que esperar hasta que vinieron a descongelarlas. David, mientras tanto, estaba encantado viendo toda la operación, ya que estábamos en primera fila. Pero en cuanto el avión empezó a moverse, se arrebujó contra mí, y exactamente igual que hizo Oksana, mientras despegábamos y yo le decía, con lágrimas en los ojos, que se despidiera de Ucrania, él se quedó dormido, y yo empecé a llorar a lágrima viva. Para mí, como pasó a la vuelta con Oksana, yo creo que es el momento en el que libero toda la tensión. Es un cruce de sentimientos. Por un lado, estaba contenta de volver a casa con Luis y mis dos tesoros, pero por otro lado, me embarga una tristeza enorme que no puedo describirla exactamente, pero se me encoge tanto el corazón que me duele y todo.

El viaje con David fue buenísimo. Tuve que ir a cambiarle en cuanto pude levantarme, y se despertó en ese momento, pero en cuanto volvimos al asiento, se volvió a quedar dormido y así hasta aterrizar en Milán. Luis no tuvo tanta suerte, Oksana sólo se durmió a ratitos, aunque se portó fenomenal.

Llegamos a Milán con diez minutos de retraso, pero como no teníamos que recoger maletas ni nada, salimos enseguida. Esperamos un ratito y, al poco, llegó Lorenzo. Nos fuimos con él a un pueblo cercano al aeropuerto, y estuvimos desayunando en una cafetería-panadería-pastelería muy agradable. Hablamos por teléfono con Luisa, con Andrea y Paola. A las doce y media, le dijimos que nos llevara, de nuevo al aeropuerto, porque el pobre ya había perdido demasiado tiempo de trabajo con nosotros.

A las tres menos diez embarcamos en el avión hacia Bilbao. Esta vez, Luis se fue con David y yo con Oksana, y también tuve suerte. Oksana se quedó dormida antes de despegar y tuve que despertarla cuando teníamos que bajar del avión. Luis, en cambio, con David, no pudo ni cerrar un ojo, porque el tío no se durmió ni un minuto.

Las maletas salieron muy bien y salimos del aeropuerto. Estaban esperando los padres y hermano mayor de Luis, ya que mis padres tenían una cita importante en el médico. Oksana estaba muy contenta y David muy tranquilo. Llegamos a la entrada de la urbanización y justo, nos encontramos con Elena, Oksana se puso como loca de contenta, dando saltos. ¡Por fin estaba en casa, mi pobre chiquitina!. David miraba todo, pero seguía tranquilo.

Una vez en casa, pasó Ricardo, luego llegó mi hermano Pedro, y al poco llegaron mis padres. Oksana entró emocionadísima, y David parecía que conocía la casa, siguió a Oksana y se quedó fascinado al ver la habitación llena de globos, y más todavía cuando vio todos lo juguetes que había. Después también pasaron Alejandra y Lucía.

La casa parecía un bazar, con todas las maletas empantanadas, pero no pude deshacerlas hasta el sábado de una a tres de la madrugada.

La primera noche fue buena. Los enanos estaban agotados y cayeron rendidos en la cama. David no extrañó, para nada, su cama. Parecía que había dormido allí toda su vida. Eso sí, gracias a que Elena nos ha prestado todo tipo de barreras para que no se caiga, porque parece que tiene una guindilla en el culo.

A la mañana siguiente, yo no sabía muy bien por dónde empezar. Luis se fue a trabajar y allí me quedé yo, con los dos enanos, que sacaban y sacaban todos los juguetes habidos y por haber. Cosa normal, para él era la novedad; para ella, el reencuentro. Yo, entre llamadas de teléfono, y organizar lo imprescindible no tenía tiempo de deshacer maletas.

Al mediodía, vinieron mis padres a echarme una mano, mientras preparaba la comida, y también ayudarme a darles de comer. Todavía no tenía cogido el tranquillo a estar sola con los dos a la hora de comer.

Por la tarde, después de la merienda, vinieron Silvia y Ander y nos fuimos todos a los columpios para hacer la “presentación oficial” de David. Oksana fue la que llegó primero a los columpios; la gente cuando le vio, empezó a alborotarse, y ya cuando llegamos David y yo, vinieron a saludarnos y darnos la enhorabuena. Ahí estaban Regina, con Daria y Jimmy, Covi, con Paula y Carlota (con la consiguiente emoción de Oksana al ver a Paula), Loreto, con Jorge, Lucía (sin Belinda, a la que vimos días después en la parada), Alicia con Diana, … Gracias a que estaba Silvia y podía estar un poco al tanto de Oksana, porque sino me hubiera sido imposible. Todos los niños estaban arremolinados alrededor de David. Era la auténtica atracción del parque.

Pero el gran descubrimiento de David, no fue ninguno de los columpios, ni los niños, ni otras cosas que cualquiera pudiera imaginar. Lo mejor de ese día es que David descubrió la hierba. Cuando la vio fue directo a pisarla; cuando la pisó se quedó muy quieto, y me miraba, ponía los brazos como si fuera a perder el equilibrio, me sonreía, y tachán, tachán, llegó el momento de tocarla. La hierba estaba húmeda pero le encantó y me miró emocionado, como diciéndome “mira lo que he encontrado”. Ahí empezaba mi hijo a descubrir el mundo, y yo volvía, como me pasó con Oksana, a aprender las pequeñas grandes cosas de la vida. Algo que es tan precioso y maravilloso que no se puede expresar con palabras.

Como os dije, David iba a llegar a España dando besos. Dicho y hecho. David llegó sabiendo tirar besos. No los tiraba con ruido, pero el gesto era lo que valía. Pero yo he seguido insistiendo. A los dos días, ya hacía ruido y cuando le decía que me diera un beso en la mejilla, se acercaba y hacía el gesto.

Pero, mi cosaco, desde hace una semana llena a todo el mundo de besos sonoros, y como el que lo recibe le jalea, él se pone contento como unas castañuelas y te da más, y más, y no se cansa.

Aunque a muchos les pueda parecer una tontería, para mí es un orgullo tan enorme… no el hecho de que se lo haya enseñado, sino porque mi hijo empieza a saber lo que es el cariño verdadero. ¡Qué digo cariño!. Empieza a conocer el AMOR, y como a todo el mundo, le encanta. Hay que verle como me echa los bracitos, cuando le cambio los pañales o le doy crema en el cuerpo, me agarra la cara, con sus manos anchas y fuertes, me la acerca a la suya y me empieza a hacer mimos, me da besos, me llena de babas, hasta me estira del pelo. Pero para mí, todo eso es mucho más.

Yo, ya sé que mi hijo me ha adoptado. David me quiere. No entiende todavía el concepto de madre o padre, pero poco a poco, lo irá teniendo más claro.

David es un niño bueno. Es muy movido, muy burro y bestia, pero sabe estarse quieto jugando. Le encantan los juegos de encajar piezar, bloques… Le apasiona el baño, lavarse los dientes, las manos y la cara, y que le eche colonia y le peine (es muy relimpio y presumido, mi niño, con lo borrico que es), por él se estaría todo el día en el cuarto de baño. Como hombre que es, es mucho más quejica y llorón que su hermana. Mientras esté haciendo lo que él quiere, es un niño encantador y super sonriente, pero, en el momento en el que le llevas la contraria, empieza a gimotear, a barritar, y a tirar todo por el aire.

Ahora estoy en la fase de reconducir su conducta, en ese aspecto y en el de la comida. Porque cuando hay algo que le gusta, como con mucha ansia y se mete tanto en la boca que se medio ahoga. Así que le estoy enseñando a tener paciencia, que todo lo que hay en el plato es para él, y que hay que comer poco a poco, habiendo tragado lo que tiene en la boca. Él va aprendiendo y cuando le digo que me enseñe la boca, la abre y dice “¡¡¡Aaaahhhhh!!!”. Le cuesta probar cosas nuevas, pero ha ido a parar con un hueso duro de roer. Le obligo por las buenas y por las malas. Sé, más o menos, lo que le puede gustar, y, por lo general, no me equivoco, y él después me echa una sonrisa como un sol.

Hay un montón de cosas más, pero tampoco quiero aburrir. En definitiva, tengo que reconocer que me equivoqué de lleno con David. No nos dio el viaje que creía que nos iba a dar, y su carácter ha cambiado notablemente. La verdad es que me ha sorprendido muy, pero que muy gratamente.

Oksana está muy contenta con su hermano, pero sí es verdad que al empezar su rutina, el día a día, han empezado a surgir más celos. Son los celos normales, y creo que no están muy acentuados. Igual estoy equivocada porque soy nueva en esto, pero, por lo menos, eso es lo que me parece.

Yo me arreglo mucho mejor de lo que hubiera pensado nunca. Incluso ahora, hay días que les tengo acostados antes de lo que hacía con Oksana, y además estando yo sola, porque Luis, estos días está viniendo a las tantas, entre una cosa y otra.

Ya estamos prácticamente acoplados los unos a los otros, aunque yo creo que a Oksana le costará un poco más que a nadie, pero es ley de vida y es muy bueno para ella. Pero no me cansaré de decirlo, Oksana es una niña muy, muy buena, y muy, muy sensible. Y todo lo que ha pasado durante este viaje, aunque estamos seguros de que ha sido lo mejor, y ha sido una experiencia que será inolvidable para ella, ha sido algo muy intenso, porque si para nosotros ha sido tenso, duro, agotador, imaginaros lo que ha podido ser para una niña de tres años. Y ella no se ha quejado en ningún momento. Es más, en los momentos más duros y agotadores, ella ahí estaba al pie del cañón, portándose como una campeona. Si para Luis y para mí este viaje ha sido más llevadero, estoy segura, que ha sido principalmente por Oksana. Así que desde aquí, para cuando seas mayor y leas estas líneas, quiero darte las GRACIAS, cariño mío. (Aquí, Oksana, el sábado de carnaval disfrazada con el traje típico de Jordania)

Ahora, estoy en plena fase de papeleos de todo tipo, y organizando ciertas cosas, pero espero que en Marzo, la vida sea lo más normal posible y se implante una rutina, lo cual favorecerá a David y Oksana.

Bueno, me despido por hoy. Todavía no doy por cerrado este blog, escribiré alguna crónica que otra, para comentaros los avances de nuestra princesa de las nieves y nuestro cosaco; nuestros dos tesoros.

Una vez más gracias a todos los que nos habéis seguido. Sabemos de muchos que nos habéis escrito, llamado, … pero sabemos, por otros, que hay más gente que ha seguido el blog, aunque no se hayan “manifestado”. Aún así gracias a todos.

Hasta la próxima,

Susana, Oksana, David y Luis

martes, febrero 06, 2007

EL KAMIKAZE YA NOS TOMA EL PELO


Hoy es martes 6 de Febrero, Luis ha ido a la Embajada de España, con Victoria, a arreglar los últimos papeles. Después, si todo va bien, que lo más seguro es que así sea, irán a la agencia de viajes a cambiar los billetes de avión que tenemos reservados para el sábado, para ver si podemos irnos mañana miércoles.

Si es así, y podemos irnos, cogeremos el avión, con Alitalia, vía Milán, a las siete de la mañana, con lo que a las cinco y media de la mañana tendremos que estar en el aeropuerto; pero, con un poco de suerte, después de estar un ratito en Milán con Lorenzo, llegaremos a Bilbao a las 17:15.

Por lo demás, el domingo lo pasamos muy bien. Fuimos a celebrarlo los cuatro juntos a un restaurante y lo pasamos muy bien. Estuvimos mirando ropa para el enano y aquí es difícil encontrar ropa para chicos que no sea todo sobre tonos negros. Para niña hay cosas preciosas, pero para niño, ni siquiera en Benetton, había nada. Así que nos fuimos para casa sin nada. También la tienda de zapatos, donde compramos a Oksana, un par de pares muy chulos, había cerrado; así que nuestro gozo en un pozo.

Por cierto, Cristina y Jon, el domingo antes de ir al café con WIFI, quedamos, por fin, con Clarín. Ya le dimos vuestros regalos y ella nos dio una bolsa con cosas para vosotros. Le dijimos que se quedara con nosotros un rato y tomara algo, pero nos dijo que no, que no podía. Así que estuvimos con ella apenas cinco minutos. Nos dio muchos besos para vosotros y para Irune.

Otra cosa, hoy a parte de fotos de David en el restaurante del domingo, y otras dos con las sillitas en la Plaza de la Independencia, ese mismo día, os pongo unas fotos del último día que estuvimos todos en el orfanato y nos hicimos unas fotos, (podéis apreciar que las chicas ya tenemos una cara de cansancio considerable), un par de fotos que sacó Jose, el madrileño, de la Sala en la que se celebró el juicio (es una pena que faltan las señoras de la limpieza, pero igual a la Jueza no le hubiera parecido propio).

Ayer, lunes, aprovechamos para ir a la cuesta de San Andrés, ya que, salvo para ir al Centro de Adopciones, no habíamos ido a ver los chiringuitos. Después hemos aprovechado para ir a nuestra querida Crêperie Brêtonne, que tantos buenos recuerdos nos trae. Hemos bajado patinando sobre hielo con las dos sillitas, pero al salir, también, nos las hemos visto y deseado. Yo me acordaba muchísimo de Víctor, porque tanto la bajada como la subida se me han hecho eternas, y parecía que le oía a Víctor quejarse.

Después, por fin, encontramos algo de ropa para David y hemos localizado una tienda con zapatos chulos, a la que iremos, si podemos, esta tarde.

Por lo demás, el kamikaze, como también le llama Oksana, está más espabilado de lo que pensábamos. Durante el día los dos hermanos se llevan bastante bien, pero yo creo que es porque se ignoran el uno al otro. Pero todo cambia por la noche. A la hora de ir a dormir se alían que parece que llevan toda la vida juntos, se entienden a la perfección. El domingo estuvieron desde las nueve y cinco hasta las once y media, para arriba y abajo, bailando en la cama, haciendo carreras, …con nuestras consiguientes broncas. Pero, ayer la cosa fue a peor, Oksana estuvo “pensando” varias veces, pero el peor era David con diferencia. Acabamos sentándole en la silla de paseo, atado, para que se durmiera, y a Oksana sola en la cama. Creo que cuando llegue tendré que comprarle la famosa sábana-fantasma, porque creo que empezar con correas en la cama, puede ser demasiado duro. El tío nos entiende perfectamente, pero no hay manera de que se quede quieto en la cama. El jueves, viernes y sábado fue una maravilla, pero, desde entonces, se acabó el chollo. Eso sí, tanto Luis como yo estamos siendo inflexibles con él. Y si vemos que en Bilbao la cosa sigue igual, tendrán que dormir en habitaciones separadas.

Otra cosa que espero que vaya regulando es el tema de las deposiciones. Según come algo, a las dos horas lo expulsa. Ayer, en restaurante de San Andrés, se cagó, literalmente, entero. Como no le llevaba ropa de cambio, le tuve que poner el buzo (al que, por suerte, no había llegado el pastel) sólo con el pañal, y las botas sin calcetines (menos mal que llevo en la silla el forro polar que nos dejaron Elena y Ricardo el último día). Me imagino que será cuestión que se acostumbre a la nueva comida (ejem, más bien lo espero).

Bueno, quizás cuando leáis esto ya sea miércoles y estemos volando a Milán, ya a punto de llegar a Bilbao.

Si es así, intentaré escribir una vez que estemos asentados para contaros cómo ha ido la vuelta y la llegada a casa.

Si no es así, el miércoles tendremos celebración de cumpleaños. Diego, el hijo de Toñi y Jose, cumple dos años. Tanto ellos, como Gema, Jose y Olena, hoy emprenden el viaje desde Krivoy Rog a Dnepropetrovsk y de allí para aquí, Kiev. Con lo cual, esta noche estarán por aquí. Así que si no nos podemos ir hasta el sábado, por lo menos, estaremos acompañados. Aunque compañía no nos falta, con estos dos enanos, ja, ja, ja.


Me voy, como cuando nos fuimos con Oksana, muy contenta por volver a casa, pero, a la vez, me voy con mucha tristeza, incluso más que cuando me fui de aquí por primera vez. Sé que, a este país, no voy a volver a por mi tercer hijo, volveremos, espero, en algunas vacaciones, cuando Oksana y David sean más mayores. Una parte muy grande de mi corazón se queda en este país, porque lo quiero casi tanto o más que el mío propio, porque, sobre todas las cosas, me ha dado lo más grande que hay en mi vida, pero también porque sé que todavía hay alguien que me está llamando para que vaya a recogerle. Por mucho que diga Luis que él no volvería a hacer todo otra vez, yo empezaría los trámites nada más llegar a España.

Esta vez me voy cansada pero ni comparación a la vez de Oksana. ¡Lo que hace la experiencia!. También ha influido que esta vez ha sido todo mucho más fácil que la anterior.

Bueno, ha sido un placer hacer este viaje con vosotros. Quisiera agradecéroslo a cada uno personalmente, pero me va a ser imposible, sobre todo ahora con estas dos fieras, así que aprovecho para daros aquí a todos y cada uno de vosotros las gracias de todo corazón. GRACIAS POR HACER ESTE VIAJE CON NOSOTROS.

Como le dije a Oksana al despedirse del orfanato de David, le digo yo a Ucrania,

HASTA SIEMPRE (con el corazón encogido),

Susana, Oksana, David y Luis

P.D. Son las seis y veinte de la tarde, hemos salido a dar una vuelta a terminar las ultimas compras y me he escapado un momento a internet. Os confirmo que nos vamos manyana. A las cinco menos cuarto de la manyana vendra Sergei a recogernos. Asi que nos vemos en Espanya.
Ah, por cierto MUCHISIMAS FELICIDADES A DIEGO, que manyana no le vamos a poder ver, ni tirar de las orejas. Espero poder enviaros un mensaje o llamaros. Toni y Jose, espero que sea un dia super especial para vosotros. Que lo paseis muy bien.








domingo, febrero 04, 2007

SALUDOS DESDE KIEV

Hola a todos:


Estamos en el café con WIFI gratuíta y estamos aprovechando para ponernos al día. Luis con sus cosas de trabajo y yo actualizando el blog.


Muchas gracias a todos por vuestros comentarios y mensajes. Nos hace mucha ilusión recibir los comentarios, sobre todo de gente que no te lo esperas. Me alegra un montón que sigáis nuestra historia, de verdad.


Por aquí, todo bien. En el nuevo apartamento estamos muy a gusto y los enanos están muy bien. David sigue con muchos mocos, y para comer es un poco especial. Todo mi gozo en un pozo, pero bueno, no digo nada hasta que no lleguemos a España.


Ahora, nos vamos a ir a comer a un restaurante para celebrar todo. No sé si el cosaco-kamikaze nos dejará comer, pero lo intentaremos.


Ah, Ana o Luz, no sé quién lo habrá escrito, no hemos estado en Kirovograd (o como se escriba), ese es otro pueblo de la provincia de Dniepropetrovsk, David es de Krivoy Rog (Kriviy Rii - Krivoi Rog), pero igual alguno de sus progenitores descendía del cosaco de allá, no me extrañaría.


También deciros que David ya me busca y creo que a pesada no me gana nadie, porque cuando lleguemos a España si no sabe dar besos en la mejilla, estará a punto.


Bueno os dejo por ahora, porque empieza la revolución por aquí.


Un besos a todos, ah, y os dejo una foto del coche tuneado de maléfica,


Susana, Oksana, David y Luis

sábado, febrero 03, 2007

EL VIAJE MÁS LARGO DE MI VIDA




Ayer, Luis se fue con Victoria y Sergei a hacer el papel que nos quedaba en Dniepropetrovsk, mientras yo me quedaba dando de desayunar y preparando a los enanos.

A las diez vinieron, y bajé yo a desayunar. Sobre las diez y veinte nos fuimos del hotel. Fuimos a recoger el papel que ya lo habían preparado, aunque sólo se bajaron Victoria y Luis; de ahí fuimos a buscar un sitio desde donde mandar el documento por fax a Kiev, el día antes, también Victoria había mandado todos los documentos por tren nocturno, para que fueran adelantando el papeleo en Kiev. Luis también bajó porque fue a cambiar dinero. Después fuimos a una farmacia a comprar un mordedor para David, una pomada para calmarle las encías, y algunos potitos más.

A eso de las doce del mediodía emprendimos el viaje para Kiev. Nos esperaban casi 500 kilómetros.

Ha sido el viaje más pesado que he hecho en toda mi vida. Sí más que aquella vuelta en autobús desde Londres, junto a Roxie y Javier Hernando (taponcete), que fue un tormento también. Esto ha sido muchísimo peor.

El camino estaba todo, todo nevado. Por suerte, hacía un día radiante, pero soplaba bastante viento. Mi ventanilla, al cabo de unas horas se quedó congelada, y no había forma de ver nada. El paisaje era bonito, parecía una película de la estepa siberiana, con el viento soplando y llevando la nieve a remolinos.

Sergei, hizo un viaje parecido al de la noche anterior. En ningún momento pasó de los 80 km/h. Nos adelantaban los autobuses, camionetas, creo que hasta alguna bicicleta (es broma, pero podía haber sido, de verdad).

Los niños se portaron ejemplarmente, de verdad. David se durmió al poco de salir, pero sólo una horita, el resto del viaje más despierto que una lechuga. Oksana durmió algo más de dos horas, y el resto también despierta. Fueron comiendo cositas durante el viaje. Sólo se pusieron tontorrones en un par de ocasiones y no demasiado tiempo. Luis y yo nos los íbamos turnando, y, realmente, mis dos tesoros son dos auténticos campeones.

Tardamos diez horas en llegar a Kiev. A las ocho y media de la tarde llegábamos al apartamento. Yo, en esas diez horas, sólo me bajé una vez al cuarto de baño en una gasolinera. Oksana dos veces, Luis alguna más y David ninguna.

Cuando entrábamos en Kiev, Oksana vio el Hotel Riviera, un hotel muy chulo y muy elegante, y dijo “yo quiero ir allí, a ese castillito, ¿es ese nuestro apartamento?”. Pobre infeliz, no sabía lo que nos esperaba.

Victoria ya nos había dicho que el apartamento que nos había dicho, que era nuevo, cerca de la Plaza de la Independencia, etc., etc. no podía ser, pero que íbamos a otro que estaba, también, por esa zona, tenía dos habitaciones y estaba bien. Cuando subimos, a Victoria se le cambió la cara, y la mía, de lo cansada que estaba, creo que ni se cambió. El apartamento estaba sin limpiar. La dueña, dijo que no pasaba nada, que, inmediatamente, venía la señora de la limpieza y lo hacía.

Victoria se fue y ahí nos quedamos los cuatro, sin poder hacer nada, hasta que terminó la señora. Pero eso era imposible de adecentar.

La mampara del baño, yo creo que no la habían limpiado en su vida, debajo del sofá había más mierda que en el palo de un gallinero. Varias arañas salieron a darnos la bienvenida. Cuando fui a dar de cenar a los niños, la vajilla, por llamarlo de alguna forma, era una “cochambre”, a parte, de no haber suficientes platos ni vasos para los cuatro. La cubertería ídem de ídem. Luis bajó a comprar agua, “danoninos” y leche porque ya eran las nueve y media de la noche. Al ir a acostar a los niños nos dimos cuenta de que el sofá cama, cuando te tumbabas, se “desvencijaba” por completo. Cuando dormimos a los niños, decidimos que ahí no podíamos pasar más tiempo, así que le llamó Luis a Victoria y le dijo que nos cambiara de apartamento.

Así que esta mañana nos hemos cambiado a éste, en el que estamos ahora. Está muy bien, sobre todo, está limpio. No está tan céntrico, está cerca del Bulevar Schevchencko, a la altura del parque grande.

Lo que tenemos que comprar es otra silla, porque Oksana, si ve que David va en la suya, ella también quiere ir, y si no tenemos que llevarla en brazos, con el consiguiente peligro de caernos con la cantidad de hielo que hay en la calle. Además tenemos que andar distancias bastante grandes. Hemos estado buscando sillitas baratas, como la que compramos con Oksana, pero no hemos encontrado. Ahora, que vamos a salir a hacer unas comprar miraremos en un par de tiendas más.

Por lo demás, Pep, David ya sabe lo pesada que es su madre. Me paso el día diciendo NO, NO y NO. Abre todos los cajones (ya se ha pillado los dedos dos veces, y aún así dale que te pego), todas las puertas, sube a todos los sitios… Todo lo contrario a su hermana. De todas formas, es también un niño bueno. Él explora todo, pero es increíble el poder de adaptación de los niños. Parece que lleva toda la vida con nosotros.

Cuando se despierta, se queda tranquilo, tranquilo en la cama, y sé que se ha despertado porque empieza a gorjear con su perrito Krivy.

Bueno, con un poco de suerte, el miércoles nos vamos para España. Ya no queda nada.

Intentaré ir a internet esta tarde-noche y poner todo, pero no os aseguro nada. Un beso para todos.

Susana, Oksana, David y Luis

jueves, febrero 01, 2007

01 DE FEBRERO DE 2007 - EMPIEZA NUESTRA NUEVA VIDA


El día con peor tiempo de todos los que hemos estado en Krivoy Rog. Cuando nos levantamos estaba todo cubierto de nieve. Estuvo nevando un buen rato y luego, ya, empezó a llover, así sin parar hasta que, por la tarde, de nuevo, comenzó a nevar. En eso coincide con el día de Oksana, aunque ese día sí que hacía malo.

Teníamos que estar preparados, con todo el equipaje cerrado y todo organizado a las nueve menos cuarto de la mañana. A las nueve y media, nos llamó Victoria y nos dijo que le estaban poniendo pegas en uno de los sitios, y se estaba retrasando. Hacia las diez nos llamó para decirnos que Sergei venía a por nosotros. El día anterior ya nos habíamos despedido definitivamente de Miroslav.

En principio, yo iba a ir a un par de sitios y luego me podía volver al hotel con Oksana, para no andar de un lado a otro con ella, así que nos la llevamos con nosotros. Al final, estuvimos los tres de un lado a otro, hasta la una que fuimos al hotel a recoger todo el equipaje y dar de comer a Oksana.

Lo primero que fuimos es ir a la Notaría, a la que fuimos el primer día. Las Notarías en este país son muy, muy diferentes a las de España. Y ésta aún más, comparándola con la de Luhansk, que era muy elegante. Según llegas a la sala de espera, que es un poema, tienes que pedir la vez como en la charcutería. Pues bien estábamos Luis, Oksana y yo, con Victoria, y luego había unas cuantas personas más. De repente, entra una señora mayor a la Notaría propiamente dicha, entonces una chica joven que le acompañaba, al ir a entrar, una señora no le deja. Empiezan a discutir y la señora mayor, la que le impedía el paso, que era como un armario, le cierra la puerta. La joven no se achanta, y sigue intentándolo de todas las maneras. Las dos discuten y gritan, el resto de los que estábamos en la sala alucinados y callados como muertos, menos Oksana que iba retransmitiendo el combate. La joven sigue forcejeando para entrar y entonces otra señora con pinta de portera y no menos armario que la anterior, le pega un empellón que le tira al suelo a la joven. La joven se levanta, y empieza a preguntarnos a los de la sala no sé qué, pero yo me imaginaba que nos preguntaba a ver si podíamos hacer de testigos de lo que habíamos visto. Victoria le dijo algo. Después Victoria nos aclaró la historia, resulta que la nieta venía a defender a la abuela, para que no firmara un tema, y la señora-armario con pinta de señora de la limpieza, era la señora Notaria. De verdad, para verla. La joven, en efecto, nos preguntaba a ver si podíamos hacer de testigos porque iba a llamar a la policía. Victoria le dijo que éramos extranjeros y que nos teníamos que ir en quince minutos.

De allí, nos fuimos a más sitios, en los cuales Oksana y yo, ni nos bajábamos porque no hacía falta. Hasta, como decía arriba, nos dejó Victoria en el hotel, mientras ella se iba a recoger algún otro documento. Le dimos de comer a Oksana, y sobre las dos menos cuarto nos despedimos de la gente del hotel y nos fuimos.

Fuimos a recoger unos cuantos papeles más, hasta que, por fin, sobre las cuatro y cuarto, llegamos al orfanato para recoger a David. Entramos en el despacho de la de la KGB, que resulta que es colega mía de profesión, ya que es la secretaria de la Directora, nos hizo firmar unos documentos, y nos dijo que esperásemos que iba a ella a por el niño. Victoria nos dijo que esperásemos, pero Luis subió con la de la KGB, que cogió los bombones para las cuidadoras, y le dijo que esperara fuera, pero Luis no esperó, y cuando vio que salía con David, le cogió él en brazos.

Dice Luis que la cuidadora que estaba, cuando se fue David, no fue nada cariñosa ni emotiva, todo un encanto. Bajó Luis con él y cuando le metimos en el despacho de la de la KGB, el pobre empezó a llorar, no sabemos si se olía algo (cosa muy improbable), o al estar en una sala desconocida ó con malos recuerdos y empezar a cambiarle de ropa; también influía que el pobre estaba con un constipado tremendo, y luego descubrimos que le está saliendo una muela (así que el pobre estaba completo). Le cogió la de la KGB y le empezó a cambiar, aunque yo le ayudaba. Una vez cambiado, la de la KGB se despidió de él, sin darle, ni siquiera, un beso. Salió la Directora, nos deseó mucha suerte, y le dio un beso a David, aunque creo que fue porque yo se lo acerqué para que lo hiciera.

El pobre lloraba a todo llorar, y a mí se me rompía el corazón. No quería, ni a tiros, conmigo. Fuimos a la sala donde estaban Toñi y Jose con Diego, y Jose con Olena a despedirnos, entonces bajó otra de las cuidadoras para despedirse del chiquitín. Esta sí que le besó, le cogió en brazos y él se calmó con ella, al pasármelo de nuevo, él empezó a gritar como un cerdo, con la correspondiente angustia por mi parte, pero ella se marchó. Terminamos de despedirnos de nuestros amigos españoles con David ya calmado, y salimos ya del orfanato. Al igual que cuando salimos con Oksana, esta vez, también estaba nevando. Luis le llevaba a David y yo a Oksana. Serían las cinco cuando nos montamos en el coche. En la ventana, diciéndonos adiós estaban Toñi, Jose y Diego, y Jose y Olena. Guardaré esa imagen para siempre. Oksana dijo “hasta luego”, y le dije yo “No, cariño, hasta siempre, porque ya no sabemos cuándo volveremos”. La despedida, para mí, fue distinta a la de Oksana, no sé si porque era Luis el que llevaba en brazos a David, y yo estaba pendiente de Oksana, porque había sido todo diferente a la hora de despedirse de la gente… no lo sé, la verdad.

¡HASTA SIEMPRE KRIVOY ROG!

Emprendimos el viaje hacia Dniepropetrosvk, y sobre todo, emprendimos nuestra nueva vida los cuatro juntos.

David, en cuanto subió al coche, se le pasaron todos los lloros y berrinches, el ver luces, gente, el movimiento del coche… El tío iba encantado.

Hacía una noche de perros, nevaba y estaba empezando a helar. Sergei iba muy, muy despacio; a ratos era desesperante porque iba entre 40 y 60 km/h. Entiendo que sea prudente, pero creo que, sobre todo, según luego me dijo Luis, el problema era que el Mercedes este que tiene, es de cuando Franco era corneta, y los amortiguadores los tiene como una carraca. El viaje se nos hizo eterno. A Oksana le entraron ganas de hacer pis, pero no había ningún sitio donde parar, así que decidí ponerle uno de los pañales de David (como está tan gorda, no tuvo ningún problema con la talla), cosa que le encantó, os podéis imaginar, lo único que pensé es que a ver si le iba a gustar y empezábamos a ir para atrás como los cangrejos. Pero, por suerte, parece que no. Llegamos a las ocho y media de la noche; tres horas y media para recorrer 150 Km. Los niños se portaron muy, muy bien. Todos los miedos que tenía con David, no ocurrieron. Se portó como un verdadero campeón. Como si hubiera viajado toda la vida en coche. Iba sonriendo y, a diferencia de Oksana, no tenía cara de angustia.

Cuando llegamos a Dniepropetrosvk, empezamos a buscar hotel. El primero era carísimo. Fuimos a otro y también era carísimo, pero un poco más asequible. Eso sí, la habitación no hacía honor al precio, era bastante cutre.

Bajamos a cenar al restaurante, y comprobé que a David no le hacen gracia los “potitos”. Le di sus amados “danoninos” y se quedó tranquilo. Bueno, es un decir, porque no paraba quieto. Era graciosísimo verlo sólo con leotardos, porque tiene las piernas todas arqueadas y parece que le falta el caballo.

Subimos a la habitación y me dispuse, aunque era tarde, a darle su primer baño junto con Oksana. El primer baño de Oksana, fue horrible, porque no le gustó nada; en cambio a David, no sólo le gustó es que no quería salir. Yo también me bañe, pero vestida, porque de lo que chapoteaban los dos, acabó el baño que parecía una piscina.

A la hora de dormir, tampoco fue malo, dos veces le dije a dormir, y se quedó tranquilo. Cosa que me pareció una verdadera maravilla. Oksana se acostó un poco más tarde, encantada de dormir junto a su hermano, y Luis, cinco minutos después. Primero se durmió David, luego Luis, y por último Oksana. Yo, para no variar, me acosté hora y pico después. Alguien tenía que ordenar ropas y bolsas para el día siguiente. Ésta, nuestra primera noche juntos, la dormimos también los cuatro juntos. Eran dos camas de ochenta, que las juntamos. Yo dormí al lado de David y Luis al lado de Oksana, cada uno en una esquina y en el centro los enanos. Yo no dormí casi nada esa noche, porque encima tuve recital de ronquidos. En fin, qué se le va a hacer.

Hasta mañana,

Susana, Oksana, David y Luis

miércoles, enero 31, 2007

LA FIESTA

Ayer, como os dije, hicimos la cena de despedida. Como podéis ver en las fotos, lo pasamos muy bien.

Entre todos preparamos (aunque tengo que decir que fui la que menos hice porque estuve bañando a Oksi) la cena. El menú consistió en ensaladas, tortilla de patatas, ternera a la plancha, quesos, helados y frutas del bosque. Todo regado con buen vino. Durante la cena nos acompañó la amiga de Oksana, y recepcionista del hotel, Victoria.

La verdad es que lo pasamos muy, muy bien. Al final de la cena, Luis recibió un mensaje de Rafa, anunciándonos que Oksana y David ya tenían un primo nuevo, y que todo había salido bien.

Hoy ya es nuestro último día de monotonía aquí. Esta tarde llega Victoria con Sergei, (si es que no han llegado ya), porque han preferido salir hoy, de día, porque está nevando a todo nevar en Kiev, y por si acaso las carreteras estaban mal, han preferido no arriesgar.

Lo más seguro es que mañana también hagamos noche aquí, en Krivoy Rog, ya con el enano; y así el viernes, prontito, salimos para Dniepropetrosvk, hacemos lo que quede del papeleo, creo que es el cambio de partida de nacimiento, y de allí nos vamos para Kiev. Con un poco de suerte, igual estamos por la tarde en Kiev. De todas formas, hoy tengo que tener todo el equipaje preparado por si acaso.

Si todo va bien, creemos que el miércoles, 7 de Febrero, podremos estar en Bilbao.

Bueno, ahora sí que empieza la cuenta atrás.

Mañana, empezamos nuestra nueva vida los cuatro juntos. Puede parecer una tontería, pero esta vez me da mucho más miedo que cuando recogimos a Oksana. Igual es porque entonces no sabía lo que se avecinaba, era una inconsciente, y, en cambio, ahora, ya sé de qué va todo. También puede ser porque mi querido Cosaco tiene un carácter pelín marcado, y creo que entre su madre y él va a haber más que palabras en bastantes ocasiones.

En cuanto llegue a Bilbao creo que voy a comprar unas correas para acoplar a la famosa silla de castigo de Oksana, porque David, estoy segura, que va a pasar bastantes ratos en ella, y no sé cómo voy a hacer para que se quede en ella “pensando”.

En fin, me imagino que por peores trances habré pasado y no me va a ganar un enano de 22 meses, pero… ya le conoceréis, ya.

Bueno, creo que no se me olvida nada por contar. Si mañana dormimos aquí, intentaré escribiros cómo ha ido el día, y si no habrá que esperar hasta Kiev.

Un beso para todos,

Susana, Oksana, David y Luis

martes, enero 30, 2007

22 MESES - EL DESPEGADO


Hoy, nuestro campeón cumple 22 meses.

Esta noche vamos a hacer una cena de despedida en el hotel. Como no está Vitaly, Luis y Jose (el valenciano) han pedido permiso a Yulia para usar la cocina, así que se han ido al supermercado a hacer las compras, para hacer una cena por todo lo alto. Van a venir también Toñi y Jose; les enviaremos a Miroslav para que les vaya a buscar y luego les llevará, de vuelta, a su apartamento. Ellos viven en un apartamento de una señora que trabaja en el orfanato, y están justo en frente.

Hoy también hace fresco. Hay nueve grados bajo cero, pero, según Internet, la sensación térmica es de diecisiete bajo cero. Por las noches, nieva un poquito, pero muy, muy poco. Lo que sí que hay es unas placas de hielo guapas, guapas. Esta mañana he estado a punto de probar una de ellas. Iba con la niña, la mega-bolsa, los gorros, guantes, bufandas…(mientras Luis llevaba la mochilita de la niña), y me he pegado un resbalón que no veas. Pero no sé si ha sido el Pilates, el equilibrio sin más o una chiripa enorme, no me he caído al suelo. La pobre Oksana se ha asustado más que yo, al ver los aspavientos que hacía su madre.

El enano sigue en su línea. Me hace gracia porque todo el mundo dice que los niños son mucho más cariñosos con las madres que las niñas. Los de este pueblo deben de ser distintos. ¡La madre del cordero!, no he visto niño más despegado que David. El tío va a su aire, es super independiente; cuando le doy un par de achuchones y besos, y parece que le gusta, digo “ésta es la mía”, y empiezo a darle más, el burro de él, empieza a barritar como un elefante y a arquearse para atrás; hay veces que pienso que tengo barba y le pincho.

Son tan distintos Oksana y él. Tanto en carácter como en físico, son como un huevo y una castaña. Pero lo que todavía no sabe David es la madre tan persistente que tiene, y la de achuchones y besos que le esperan, le gusten o no.

Lo que más miedo me da es el viaje en coche hasta Kiev, y luego en avión, cuando vayamos a España. A ver cuánto tiempo se está tranquilo sentado. Ya estoy preparada con una munición importante compuesta por galletas, danoninos, potitos, caramelos y chupa-chups, pero me imagino que, en algún momento, dejará de comer y se encabritará. En resumen, cruzaré los dedos, las manos, los pies y las piernas, por si acaso, y que nos vaya bonito.

Mi hermano Roberto tiene toda la razón con lo que comenta sobre el comportamiento de Sofía y Javier. Hoy David estaba con un teléfono móvil de juguetes, de esos con una música espantosa, de los de los chinos, entonces ha ido Oksana y ha dicho que lo quería. Yo le he dicho que no, que ahora lo tenía él, que cuando dejara de jugar él, lo podía coger ella. Entonces, le ha llevado a la ventana y se han metido los dos detrás de las cortinas. Ella pensaba que yo no le veía, pero claro se transparentaba todo. Pues de la misma, le ha pegado un empellón, ha tirado con todas sus fuerzas del teléfono y se lo ha quitado. David ha barritado, como es su costumbre, pero ella, de inmediato le ha dado un caballo, y de la misma ha salido de las cortinas. Yo le he preguntado a ver qué hacía con el móvil, ella ha dicho que es que David ya se había cansado y se lo había dado a ella. Yo le he preguntado a ver si estaba segura, que no me contara mentiras. Y va y me responde, mientras el otro quería cogérselo de nuevo, porque pasaba del caballo “que si mamá, pregúntale a David, ¿a qué si, a qué me lo has dado, David?, ves, como no sabe hablar”.

Pues nada, mañana espero escribir mi última crónica desde Krivoy Rog. Lo haré al mediodía, porque por la noche tendré que hacer todas las maletas y recoger todos los bártulos. Ya os contaré mañana cómo lo hemos pasado esta noche.

Un beso para todos,

Susana, Oksana, David (el despegado) y Luis