sábado, enero 13, 2007

BLANCANIEVES Y LOS SIETE ENANITOS





Hoy ha amanecido lloviendo a cántaros, y como teníamos que ir al Teatro-Opereta hemos pensado que era mejor coger un taxi.

Debajo del apartamento hay una parada de taxis, así que Luis le ha enseñado las entradas al taxista y le ha preguntado a ver cuánto era, él con la mano nos ha dicho cuatro, como nos ha parecido baratísimo, Luis le ha vuelto a hacer con la mano el cuatro, y él ha dicho que sí. Nos hemos metido en el coche, y Luis ha puesto la mochila con el ordenador y la silla de Oksana en el maletero, ahí ha sido cuando ha salido el taxista que era como un armario. Ha vuelto a mirar las entradas, y le hemos dicho: opereta (se dice igual en ucraniano o ruso, no distingo)

El armario, cuando hemos llegado a la altura de la Ópera ha parado el coche y ha puesto los intermitentes. Yo diciéndole a Oksana que eso era la Ópera, que era muy bonita, que había un ballet, con bailarinas muy guapas…; al ponerse el semáforo, que estaba delante de nosotros, en verde y el tío no moverse, nos hemos dado cuenta que pensaba que era ahí. Le hemos dicho que no, vuelta a sacar las entradas, y nos bufa todo ofendido, con voz de ogro: opereta.. Hemos llegado, nos hemos bajado y al ir a abrir el maletero estaba cerrado; como llovía bastante, nosotras nos hemos acercado a la entrada y Luis se ha quedado con él. Luis tardaba, y tardaba, me he asomado y le he visto discutiendo a todo discutir con el armario, los dos super acalorados, claro os podéis imaginar la discusión español-ucraniano, y ya sabéis que “mi hombre” no se amedrenta por nada ni menos por nadie, por muy armario que sea, así que pensaba que iban a acabar a guantazo limpio. Bueno, no han llegado a las manos y Luis ha venido. Resulta que el armario quería cobrar sesenta grivnas, y que si no no abría el maletero, pues que sí que no, Luis diciéndole que llamaba a la policía, y al final “mi hombre” se ha salido con la suya sin llamar a la policía y recuperando el ordenador y la silla.

Antes de entrar la gente en el Teatro propiamente dicho, en unos “halles “ había una chica disfrazada de princesa haciendo cosas para los niños, bailando los mundialmente conocidos “Pajaritos”. Oksana estaba encantada, luego ha venido Died Maroz (no controlo el ucraniano escrito); la verdad es que estaba fenomenalmente caracterizado, no como los Papá Noeles, Reyes y Olentzeros de España, que dan grima.

Hemos averiguado dónde eran nuestros asientos, cosa nada fácil, y al poco ha empezado la función.






La verdad es que la función ha estado muy bien, y a pesar de que Oksana no entendía nada, no ha dicho en ningún momento: “¿qué dicen?”, estaba encantada y emocionadísima, aplaudiendo, bailando con la música… Eso sí, a nosotros nos ha parecido una versión un poco diferente. Blancanieves y el Príncipe se conocen y enamoran al principio del cuento, hay Rey, marido de la madrastra. Aquí no le matan. Y lo mejor de todo, cuando la madrastra llama al cazador, lacayo o lo que sea, para ordenarle que mate a Blancanieves, aparece uno con una cosa alrededor de la cara que no se sabía lo que era. Le he preguntado a Luis, a ver qué llevaba ése y me dice: “es que le duelen las muelas”, “¡cómo va a ser eso!” le contesto. Pues sí, señoras y señores, porque resulta que cuando se lleva a Blancanieves al bosque, el hombre se pone a llorar, y ella se pone a recoger flores y plantas y se las hace comer, y él se cura, y se quita muy contento la cosa que tenía en la cara. Está claro que ya no puede matar a Blancanieves. El resto del cuento más o menos es igual.

Al terminar la función Oksana no se quería ir ni a tiros, así que hemos cogido entradas para mañana (domingo, 14 de Enero) que representan el cuento de Cebollino, que no tengo ni idea de cuál es. Debe ser de Perrault, en el que hay verduras buenas y malas. Ya os contaré a ver qué tal.

Luego nos hemos ido andando, no llovía casi y era mejor evitar otro altercado. Y por fin hemos encontrado, después de otro intento fallido, un café con zona WIFI gratuita (Liliana nos ha llamado esta mañana para decirnos dónde estaba). Luis se ha podido conectar a sus cosas de trabajo y ha podido hacer varias cosas.

Después de comprar un para de cosas en el Mandarín, nos hemos venido al apartamento y he puesto un par de lavadoras, para plancharla mañana y llevar todo limpio al día siguiente.

Ya no nos queda nada para conocer al que puede ser nuestro chiquitín Según se va acercando el momento, tengo más ganas y empiezo a estar nerviosa. Estaba nerviosa porque no estaba nerviosa, es gracioso, ¿verdad?. Tengo, cada vez, más ganas de que llegue el momento.

Bueno, por último, agradeceros, una vez más, a todos los que nos estáis llamando, mandando mensajes al móvil, a mi correo, y, por supuesto, los comentarios en el blog.


Hoy, cuando estábamos en el Mandarín y volviendo hacia el apartamento, íbamos por Kreschatik, iban varias parejas de españoles con sus niños. No nos he parado con ninguno, se me hace raro pero no me apetece pararme con ninguno, no como la otra vez, que tenía la necesidad. Creo que al estar Oksana con nosotros todo lo cambia. También creo que es porque Pep y Ester, Victor y Leni, pusieron el listón muy alto, y no nos queremos arriesgar. AMIGOS os echamos mucho de menos, y cada paso que damos, y cada cosa que hacemos, pensamos en vosotros y recordamos todas las anécdotas que pasamos.

No sé si podré poner más cosas en el blog, cuando estemos en Krivorog (no sé si es así o Krivirig) tampoco sé cómo podré hacerlo, pero prometo que lo intentaré, porque si todo va bien, me encantaría que conocieseis cuanto antes al nuevo cosaco de nuestra familia.

Un beso muy fuerte para todos, y perdón por los rollos que meto,

Oksana, Susana y Luis

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